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Sigmund Freud o el valor del inconsciente. Capítulo 8 Temporada 2.

  • Foto del escritor: carnavalito67
    carnavalito67
  • 9 sept 2018
  • 2 Min. de lectura

El amor propio de los hombres ha sufrido tres grandes heridas a lo largo de su historia. Una: saber que el hombre no es el centro del universo. Dos: descubrir que venimos del mono. Y tres: el gran reto de la psicología moderna: que el hombre ni siquiera es dueño de sí mismo.


Con el psicoanálisis, Sigmund Freud (1856-1939) introduce un concepto clave en el pensamiento occidental: el inconsciente, es decir, la constatación de que el yo no es todo lo que hay. Hay algo más en nosotros que no se expresa en nuestro comportamiento consciente, pero que es capaz de producir efectos independientemente de nuestra voluntad.


Hay una parte desconocida de nosotros que nos hace hacer cosas que no solemos hacer. Nos hace pensar cosas que no quisiéramos pensar y nos hace sentir cosas que no sabemos muy bien porqué las sentimos.


La tarea del psicoanálisis pone de manifiesto la existencia de ese inconsciente.


El celoso es una persona posesiva que quiere disponer de la pareja como si fuera de su propiedad. Os recomiendo esta tragedia griega: Edipo, rey, de Sófocles. Freud utilizó este mito para explicar el complejo de Edipo, es decir, la predisposición que tienen los niños a idealizar a su madre.


Según Freud, este complejo puede marcarnos a la hora de elegir pareja. De hecho hay hombres que buscan inconscientemente una madre en su pareja. La atracción a otra persona puede venir dada por carencias afectivas, deseos, y otros aspectos que conforman nuestro yo.





El inconsciente es como si dentro de la cabeza tuviéramos una parte oscura. Pero todos tenemos esa parte desconocida. Por eso tiene sentido el psicoanálisis, para conocer aspectos de nosotros mismos que no nos gustan y que no queremos admitir. Todos descubriríamos muchas cosas de nosotros mismos si analizáramos nuestras relaciones.


Freud trató muchos temas: la sexualidad, los sueños, y también la muerte. Cuando hay un sentimiento de pérdida de un ser querido, Freud habla de un camino, de un proceso en el que la persona tiene que trabajar el duelo. La única forma que hay de afrontar esa pérdida es admitir que es irreparable.





Merlinadas


-"¿No os parece que esta sociedad que promueve tanto la búsqueda de la felicidad, sea una fábrica de depresivos y de neuróticos? ¿No es curioso que esta sociedad, supuestamente acomodada, genere tantas enfermedades del alma? Gente ansiosa, angustiada, estresada, deprimida... Niños hiperactivos, fatiga crónica, alteraciones de la personalidad... Todo el mundo está obsesionado con cuidarse físicamente. Todo el mundo quiere estar "cachas". Y por dentro ¿qué? Yo les diría: menos gimnasia y más psicoanálisis".


-"¿No decías que tenemos que luchar por las cosas?"

-"¡Me haces demasiado caso!"


-"El examen, ¿será fácil, no?"

-"¡No, será difícil, puntuaré bajo y os tengo manía a todos!"


-"¿Qué tal, Merlí? ¿Todo bien?"

-"¡Estoy cansado de mi personaje!"


-"Los adolescentes deberían vivir en otro planeta, y volver cuando hayan madurado".


-"Os recomiendo la película Freud de John Houston, protagonizada por Montgomery Clift".




 
 
 

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